jueves, 8 de octubre de 2015

EL GRAN DIVORCIO - C.S.Lewis



EL GRAN DIVORCIO
C.S. LEWIS

"No, no hay salida. No hay cielo que contenga un poco de infierno. No hay plan que mantenga esto o aquello del demonio en nuestros corazones o en nuestros bolsillos. Nuestro Satán debe marcharse, completamente."
GEORGE MACDONALD

El bien, en tanto madura, continuamente se diferencia no sólo del mal sino de otros bienes. No creo que perezca todo el que escoge los caminos equivocados; pero su rescate consiste en hacerlo retornar al camino correcto.

El mal se puede deshacer; pero no puede "desarrollarse y convertirse" en bien. Si insistimos en conservar el infierno (e incluso la tierra), no veremos el cielo; si aceptamos el cielo, no podremos conservar ni el menor ni el más íntimo recuerdo del infierno.

C.S.LEWIS
I
El narrador describe el pueblo de Infierno, oscuro, desolado y siempre en lluvia. Él vaga a través de las calles y descubre una parada de autobús llena de personas. Las personas en la espera se encuentran disgustadas, discutiendo y peleando. El autobús llega conducido por un hombre iluminado y éste se eleva hasta los cielos. Las figuras famosas e históricas que viven en Infierno nunca se reúnen debido a que los límites del pueblo se expanden a medida que sus habitantes, en continua pelea, desean vivir más alejados el uno del otro.
II - V
Todos se bajan en el Cielo, el cual es un Paraíso, lleno de árboles y ríos. Los pasajeros se encuentran paralizados por tal lugar sublime y sobrenatural. De aquí en adelante son referidos como "Fantasmas", debido a que sus cuerpos se han vuelto sólo sombras. Inmediatamente los residentes del Cielo aparecen. Son sólidos y sustanciales, llamados "Espíritus". Los Espíritus tratan de persuadir a los Fantasmas para que se queden en el Cielo. El narrador espía las conversaciones que se llevan a cabo entre cada pareja.
VI - VII
En la primera conversación, un Espíritu confiesa haber sido asesino arrepentido a quien Dios perdono y el Fantasma se pregunta cómo fue condenado al Infierno, mientras que su igual - un asesino - fue salvado. En la segunda conversación, un Espíritu y un "Fantasma Episcopal", un alma perdida que apoya a los ateístas, los teístas liberales y otros escépticos. Este fantasma no reconoce la realidad del Cielo o el Infierno, aun experimentado ambas. Él aduce que tales lugares existen sólo en el mundo filosófico. Él y el Espíritu debaten sobre si los escépticos son honestos o rebeldes que prefieren que la Cristiandad sea falsa para poder vivir una vida sin regulaciones.
IX - X
Un Fantasma expresa reclamos extraños sobre de que la otra vida es una conspiración convencido de que los Fantasmas están el Cielo para que Dios los atormente. Otro Fantasma ‘Endurecido’, pregunta por qué los Espíritus sencillamente no destruyen el Infierno y rescatan a los Fantasmas, pregunta que queda sin respuesta. El narrador se reúne con un predicador llamado George MacDonald que no es un Espíritu, sino un guía al Cielo y él explica que Cielo como Infierno son elegidos por sus habitantes.
XI - XII
Un Fantasma demanda ver a su hijo, diciendo que ningún Dios honestamente benevolente rechazaría su petición. Luego se encuentra con un Fantasma lleno de lujuria, representado por un lagarto en su hombro, constantemente susurrándole al oído. Le pide a un ángel que asesine al lagarto, y entonces se convierte en un Espíritu. A esto le sigue una reflexión sobre las realidades del Cielo y el Infierno y del espíritu humano, el cual anhela la realidad (Cielo) pero el débil a la tentación. El libro termina con el narrador de despertar, como una especie de imitación de La Peregrina, cuya última frase de la primera parte es "Entonces me desperté, y que era un sueño."

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