viernes, 28 de diciembre de 2012

LIDERAZGO, John Macarthur


LIDERAZGO
JOHN MCARTHUR

PABLO ENCADENADO:
LIDERAZGO EN
ACCIÓN
Capítulo uno
GÁNESE LA CONFIANZA
Ambas partes, la iglesia y el mundo, parecen haber intercambiado la noción de liderazgo por la celebridad. Los héroes de la actualidad son personas que son famosas por ser famosas. No son necesariamente (y ni siquiera por lo general) hombres y mujeres de carácter. El verdadero liderazgo escasea.

El problema es que vivimos en una era en la que la definición misma del carácter se ha vuelto borrosa. La gente se lamenta de la pérdida de integridad en términos generales, pero pocos tienen una idea clara de lo que la «integridad» significa. Los parámetros morales han desaparecido sistemáticamente. Ya no existen parámetros morales o éticos que sean aceptados universalmente. No es de extrañar porque la integridad es difícil de encontrar.

Pero soy optimista. Estoy convencido de que esta es una era de oportunidad sin precedentes para la iglesia, si la aprovechamos. Ese vacío de liderazgo pide ser llenado. Si hombres y mujeres piadosos dan un paso al frente y dirigen, las personas están listas para seguir el ejemplo correcto.
Los tiempos hostiles y las circunstancias adversas no son un impedimento para el verdadero líder. De hecho, la gran adversidad puede convertirse en una gran ventaja mediante el poder de un líder influyente.

EL VERDADERO LIDER ES CONFIABLE
¿Cómo se ganó Pablo la confianza de Julio tan rápidamente? La Escritura no lo dice. Pablo obviamente era un hombre piadoso y lleno de gracia. Su integridad personal era muy profunda. Es posible que el gobernador; esto, que conocía la inocencia de Pablo, le hubiera asegurado a Julio que este era de confianza y ordenó que lo tratara de manera cortés.

¿Cómo desarrolla un líder la confianza?
 Cuando las personas estén convencidas de que usted va a hacer todo lo posible para darles bienestar y no dañarlos, confiarán en usted.

Un líder no es alguien que se consume de su propio éxito y de su propio interés. Un verdadero líder es alguien que les demuestra a los demás que lo que ocupa su corazón es dar lo mejor para ellos.

Un verdadero líder se esforzará para hacer que los que están a su alrededor tengan éxito. Su misión es ayudar a que las personas que están bajo su liderazgo florezcan. Es por esa razón que el verdadero líder debe tener el corazón de un siervo.


Capítulo dos
TOME LA INICIATIVA
EL VERDADERO LIDER TOMA LA INICIATIVA
Ese navio estaba lleno de hombres de autoridad. Había un capitán, un contramaestre y otros marineros de rango. Todos ellos tenían el derecho de hablar y de dar su opinión acerca de esa jornada.

Pero Pablo fue el que tomó la iniciativa y habló. Reconoció cuál era el peligro y lo señaló de manera clara. Él no tenía ningún rango. Ningún derecho particular. Ningún título. No tenía ninguna autoridad. Pero se le dio cuenta de que había un problema y por eso tomó la iniciativa y trató de traer claridad a la situación. Eso es liderazgo. Los líderes se levantan en tiempos de crisis y toman la iniciativa.

Esa es una marca vital del verdadero liderazgo. El líder nunca dice: «Puede que haya un problema aquí. Alguien debiera hacer algo al respecto». El líder afirma: «Este es el problema y esta la solución». El capitán del barco permitió que la opinión de los demás tomara la decisión por él.

EL VERDADERO LIDER UTILIZA EL BUEN JUICIO
Según la cosmología global, el líder es una persona que se arriesga. Los lideres con frecuencia deben asumir cierta cantidad de riesgos calculados y legítimos. Ellos no arriesgan a su gente ante peligros innecesarios.

Desde el punto de vista humano, parecía que todo iba muy mal. Toda la jornada se estaba convirtiendo en un gran desastre. Pero detrás de la escena, Dios claramente estaba al control. Él tenía a su líder escogido donde quería, listo para tomar el mando y a pesar del caos de la situación
Dios había planeado que saliera bien.

Capítulo tres
RECIBA ÁNIMO
Cada líder que es cristiano tiene mucho más que cualquier dirigente del mundo, porque tenemos la verdad de Dios y su Espíritu es nuestro maestro. Todo esto significa que el líder debe conocer las Escrituras. Él debe creer con una convicción inamovible que la Palabra de Dios es cierta. Y debe comunicar la verdad de la Palabra de Dios con confianza y convicción.

Las personas están buscando una autoridad en la que puedan confiar. Y los que aman la verdad de Dios seguirán a quien la comunique con autoridad. No se necesita andar de puntillas cuando se trata de dar los hechos, de evadir asuntos difíciles, o equivocarse en asuntos muy claros. Si se conoce la verdad ¡háblela con autoridad! Eso es lo que el verdadero liderazgo hace.

Un líder sabio y espiritual se respalda con la misma autoridad. Para nosotros, las palabras no son: «Yo les digo...»; sino mas bien: «Esto dice el Señor». Pero es la misma autoridad. Y cuando usted lo hace de manera correcta, puede ayudar e impulsar a los demás.

Eso fue lo que Pablo hizo. Él no era áspero. No era abusivo. Tampoco arrogante ni deseaba engrandecerse. Más bien tenía confianza en la promesa de Dios y sus palabras lo demostraban.

EL VERDADERO LIDER REFUERZA A LOS DEMAS
El deseo de un verdadero líder es que los demás mejoren. Hacerlosmás fuertes, más eficaces y más motivados.

Eso fue lo que Pablo hizo aquí. Resumió las palabras de ánimo que aparecen en Hechos 27.25: «Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho».

EL VERDADERO LIDER ES OPTIMISTA Y ENTUSIASTA
Pablo podía decir con sinceridad absoluta, con confianza y con autoridad: «Porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho» (Hechos 27.25).

El entusiasmo optimista inspira a los seguidores. Las personas naturalmente seguirán al líder que eleve sus esperanzas y se alejarán de aquel que es perpetuamente pesimista.

El entusiasmo optimista crea energía, emoción y esperanza. Los que conocemos la verdad de Dios y tenemos sus promesas deberíamos ser personas optimistas y entusiastas.

Recuerde, el apóstol Pablo iba a Roma encadenado. Era el menos indicado en el barco para sentirse optimista. Pero como verdadero líder, miró más allá de las circunstancias temporales y puso su esperanza en la promesa del triunfo. De allí sacó el valor y la confianza. Tal optimismo es contagioso.


Capítulo cuatro
TOME EL CONTROL
Pablo tenía buenas y malas noticias. Las buenas eran que ninguna vida se perdería. Las malas eran que el barco encallaría en una isla.

Se encontraban precisamente en la clase de crisis que requiere de un líder valeroso, fuerte y lúcido.

El verdadero liderazgo se prueba en las crisis. Un líder auténtico es aquel que puede manejar la tensión. Que puede resolver los problemas, llevar las cargas, encontrar las soluciones y obtener las victorias cuando todos los demás parezcan estar nerviosos, perplejos o confusos.

Nadie en ese bote iba a morir. Dios lo había decretado así. Pero a menos que la tripulación se mantuviera en el barco y ayudara a llegar a la isla de Malta, los pasajeros no se salvarían. Dios también decretó eso. Él dispone los medios al igual que el final y es por eso que la verdad de la responsabilidad humana se establece y se afirma por la soberanía de Dios. No se anula.

EL VERDADERO LIDER NUNCA TRANSIGE LOS ABSOLUTOS
Cuando Dios habla, no se puede transigir. Una cosa es transigir en cuestiones de preferencia y otra totalmente diferente en cuestiones de principios.

En lo que respecta a cuestiones de principios como las bases éticas y morales, absolutos bíblicos, axiomas de la Palabra de Dios, mandatos claros de Dios y la veracidad de Dios mismo, con eso no se debe transigir. Un verdadero líder sabe eso y sabe dónde trazar el límite.

Para el líder espiritual, los absolutos son establecidos por la Palabra de Dios. Un líder que aplica todos los principios de liderazgo puede quizás lograr una medida de efectividad pragmática. Pero este principio probará realmente quién es usted como líder. Nadie puede ser un líder efectivo espiritual a menos que comprenda la verdad esencial de la Escritura y rehúse transigir su autoridad absoluta.

«Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer»
(Hechos 27.33-35).

EL VERDADERO LIDER SE ENFOCA EN LOS OPERATIVOS, NO EN LOS OBSTACULOS
Vio más allá de la tormenta, más allá de la urgencia del momento y supo que necesitaban prepararse para la dificultad que tenían que enfrentar.

Aunque todos veían los obstáculos, Pablo tenía sus ojos fijos en el operativo, «por vuestra salud», les dijo Pablo, «pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá» (v. 34). ¡Van a salvarse. No van a lesionarse. Pero necesitan un buen desayuno! (Nuevamente vemos el equilibrio perfecto de la soberanía divina y la responsabilidad humana.)

Pablo no ignoró las necesidades físicas de la tripulación ni les dio una conferencia acerca de las carencias espirituales de sus almas. Él equilibró la parte espiritual con la física. Luego comenzó a comer, dando el ejemplo.

EL LIDER CAPACITA MEDIANTE EL EJEMPLO
El estímulo de Pablo se volvió contagioso. Todos participaron del alimento y eso tuvo un efecto deseado. Comenzaron a sentirse bien, más fuertes y con más esperanzas. Y luego todos se pusieron a trabajar. El barco necesitaba estar lo más liviano posible para llevarlo hacia la costa.

En circunstancias en que otra clase de hombres habría sido pasiva o se habría rendido, Pablo se encargó y se convirtió en un ejemplo para todos los que son llamados a ser líderes. Este fue uno de los episodios más sobresalientes en la vida de este noble cristiano, que por el designio de Dios tiene tanto que enseñarnos acerca de los rigores y las recompensas del verdadero liderazgo.


SEGUNDA PARTE
PABLO EN CORINTO
LIDERAZGO BAJO
FUEGO
Capítulo cinco
LA DEVOCIÓN DE UN
LÍDER POR SU PUEBLO
El objetivo de los próximos capítulos es simplemente enfatizar algunos de los aspectos de Segunda de Corintios, darle un vistazo a los principios más importantes que enseñar a los líderes y tratar de conocer el corazón del verdadero líder viendo cómo el apóstol Pablo entregaba su alma a aquellos a quienes estaban bajo su cuidado apostólico y pastoral.

Todos sabían que Corinto era una ciudad llena de vicios. Una comparación análoga sería Las Vegas actualmente, con excepción de que sus atracciones principales eran los templos en lugar de los casinos.

Ese no era el mejor lugar para fundar una iglesia. Pero Corinto también tenía una comunidad muy grande de judíos y una sinagoga activa localizada en el centro. Pablo encontró allí una puerta abierta para el evangelio mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia».

Sin embargo, después de que Pablo dejó Corinto, serios problemas se suscitaron en la iglesia, los que requerían de un fuerte liderazgo. Cuando Pablo lo supo, no pudo regresar a Corinto de inmediato, y por esa razón decidió dirigirlos a la distancia por medio de una serie de cartas.

EL VERDADERO LIDER CULTIVA LA LEALTAD
Pablo era leal a la iglesia de Corinto y quería que ellos lo fueran con él. No me refiero a un deseo egoísta por una veneración personal (2 Corintios 12.11). Él deseaba que ellos fueran leales a la verdad que les había enseñado (w. 15-19) por eso, a pesar del intenso disgusto que tenía Pablo de gloriarse y de defenderse a sí mismo, vigorosamente vindicó su apostolado en contra de las mentiras de los falsos maestros.

La lealtad es esencial para el liderazgo. Un líder sabio cultiva la lealtad siendo leal al Señor, a la verdad y a las personas a quienes dirige. No existe nada más destructivo para el liderazgo que un líder que transige con su propia lealtad.

EL LIDER TIENE EMPATIA POR LOS DEMAS
Los líderes deben permitir que su gente también se equivoque. Las personas necesitan ánimo más que regaño cuando están luchando. Ellos siempre reaccionarán bien cuando el líder tiene una empatia sincera con su angustia y su decepción.

Las personas necesitan ser edificadas cuando fracasan, no ser aplastados aun más. El líder sabio no necesita ser áspero con su gente. El liderazgo finalmente trata con personas, no con objetivos estériles ni estrategias que pueden ser escritas en papel.


Capítulo seis
PABLO DEFIENDE
SU SINCERIDAD
La deshonestidad y superficialidad son incompatibles con el verdadero liderazgo. Un líder que tiene doble cara o es engañoso rápidamente perderá seguidores. Recuerde que el primer principio de liderazgo que observamos en el capítulo 1 dice que el líder debe ser confiable. La indecisión, la infidelidad, las trampas y hasta la ambigüedad sabotean la confianza y el liderazgo. La falta de sinceridad no es una cualidad que las buenas personas deban tolerar en sus líderes.

Pablo estaba señalando que su propia sinceridad como mensajero del evangelio estaba arraigada en la fidelidad y la confiabilidad del evangelio mismo. Y eso asimismo refleja la fidelidad de la Trinidad.

En otras palabras, cualesquiera fueran las circunstancias que contribuyeran a la cancelación de la visita de Pablo, su principal motivo de posponerla era mas bien su sincera compasión por los corintios. El no quería ir a ellos entristecido (2.1).

Si había retrasado su visita era para no tener que llevar la vara de la disciplina (1.23; 1 Corintios 4.2). No era que no había sido sincero; mas bien actuó por amor a ellos.

EL VERDADERO LIDER MANTIENE LA CONCIENCIA CLARA
En lo que respecta a la acusación de sus enemigos de que era inconstante, la conciencia de Pablo estaba completamente limpia.

Recuerde, el buen liderazgo es una cuestión de carácter y un carácter justo depende de una conciencia saludable. Para ver el papel de la conciencia en el liderazgo, necesitamos mirar de cerca esta facultad asombrosa —del corazón y de la mente— dada por Dios.

El apóstol estaba dispuesto a responder cualquier acusación de que era indeciso o de doble cara. Él sabía que tal debilidad, aun la sospecha de ello, podía seriamente minimizar la confianza de las personas en el líder.

EL VERDADERO LIDER ES DEFINIDO Y DECISIVO
El liderazgo no se puede dar el lujo de una indecisión prolongada o de dudas extraídas. Los buenos líderes deben poder tomar decisiones de una forma que sea clara, activa y concluyente.

También deben poder comunicar los objetivos de una forma que sea articulada, simpática y distinta. Después de todo, un líder es alguien que dirige. Cualquiera puede hablar sin sentido. Cualquiera puede ser tímido y ambivalente. El líder,  por el contrario, debe dar una  dirección clara. La gente no le seguirá si no tiene la seguridad de que es un líder veraz.

EL VERDADERO LIDER SABE CUANDO CAMBIAR DE OPINION
Estos dos principios van de la mano. Aunque los líderes deben ser definidos y decisivos, no deben ser rígidamente inflexibles. La mejor prueba de la sabiduría del líder no siempre es la primera decisión que toma.

 Todos tomamos malas decisiones de vez en cuando. Un buen líder no se mantendrá en una mala decisión. Las circunstancias también cambian. Y un buen líder debe saber cuándo adaptarse a esas circunstancias.

En el caso de Pablo, su cambio de opinión fue forzado por el cambio de las circunstancias. La ironía de la falsa acusación en contra de él es que Pablo no era la clase de persona vacilante.

EL VERDADERO LIDER NO ABUSA DE SU AUTORIDAD
En lugar de visitarlos inmediatamente «con una vara» (1 Corintios 4.21),decidió ver si podría corregirlos por medio de una carta.

Pablo tenía una autoridad apostólica legítima sobre los corintios. Era una autoridad espiritual clara dada por Dios y confirmada mediante señales y maravillas innegables (2 Corintios 12.11-12). Pero utilizaba esa autoridad con un estilo pastoral, no autoritario.


Capítulo siete
«PARA ESTAS COSAS,
¿QUIÉN ES SUFICIENTE?»

¿Quién es adecuado para participar en el desfile triunfal de Cristo y para que sea un instrumento por el cual el incienso del evangelio se difunda a todos? ¿Quién por sí mismo está calificado para recibir elogios del Todopoderoso por un servicio rendido a Él en favor de Cristo?

Los líderes que se hacen a sí mismos son expresamente incompetentes. Por el contrario, Pablo dice: «Nuestra competencia proviene de Dios» (3.5). Esa declaración es la clave de este breve pasaje y un resumen de toda la defensa de Pablo.

EL VERDADERO LIDER NO ABDICA EN MEDIO DE LA OPOSICION
El apóstol no tenía ningún interés en autopromocionarse; mucho menos en defenderse. Realmente detestaba hablar en defensa de su carácter. Más bien prefería que lo consideraran cual esclavo, como los que llevaban los remos en la parte inferior de los barcos. Despreciaba la idea de gloriarse a sí mismo y buscaba gloriar a Cristo. Pero tenía que responder a las acusaciones o aceptar que la iglesia quedara en manos de líderes falsos.

Pablo no se estaba defendiendo por puro gusto. El no deseaba la aprobación de los corintios por motivos egoístas. Y ciertamente no necesitaba convencerse a sí mismo. Dios fue quien lo llamó al liderazgo, y Pablo nunca vaciló acerca de su llamado.

EL VERDADERO LIDER ESTA SEGURO DE SU LLAMADO
Aquellos que no están seguros de su vocación no pueden ser líderes eficaces. Nada es más debilitante para el liderazgo que la duda. Las personas que tienen dudas acerca de sus propios dones o su llamado nunca llegan a ser buenos líderes, porque no tienen certeza de si lo que hacen está correcto.

De ninguna manera se imaginaba intrínsecamente apto para la tarea que Dios lo había llamado a hacer. Y ese conocimiento lo hacía dependiente de la gracia divina en cada aspecto de su liderazgo.

EL VERDADERO LIDER CONOCE SUS PROPIAS LIMITACIONES
Aquellos a quienes el mundo considera líderes con frecuencia son arrogantes, creídos, egocéntricos y engreídos. Esas no son cualidades de un verdadero liderazgo; mas bien son obstáculos. El líder que olvida su propia debilidad inevitablemente fracasará.


Capítulo ocho
UN LÍDER HECHO
DE BARRO

EL VERDADERO LIDER ES RESISTENTE
En su epístola anterior a la iglesia de Corinto, escribió: «Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos» (1 Corintios 4.11-13). Y añadió: «además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, preocupación por todas las iglesias» (v. 28).

Lo único que Pablo conocía en su vida eran tribulaciones. Pero aunque se veía constantemente asaltado, desechado, presionado, echado en las llamas y abusado, nada lo podía destruir. Tenía esa clase de resistencia invencible, porque el poder de Dios estaba trabajando en él.


Capítulo nueve
LA BATALLA DEL LÍDER

EL VERDADERO LÍDER ES APASIONADO.
Otras emociones fuertes —incluyendo el gozo, el gusto, el dolor, la compasión, el temor y el amor— son igualmente esenciales en el liderazgo.

La persona que es fría, no tiene sentimientos, distante o apática nunca puede ser un verdadero líder eficaz. Las pasiones humanas, por supuesto, traen ciertos peligros. Están sujetas al abuso y al mal uso. Pueden opacar severamente las facultades racionales.

Los líderes, no deben evitar el sentimiento o la intensidad, pero deben dominar sus pasiones más que ser dominados por ellas. Nuestro celo debe estar enfocado, cuidadosamente gobernado y utilizado para propósitos piadosos. El autocontrol es un fruto del espíritu (Calatas 5.23). El autocontrol piadoso involucra no sólo la mortificación de los deseos pecaminosos (Colosenses 3.5), sino también un grado de dominio en la expresión de las pasiones legítimas.

EL  VERDADERO LÍDER ES VALIENTE.
Los enemigos de Pablo también se quejaban de que él era débil físicamente y no tenía elocuencia en su oratoria. Pablo simplemente había reconocido la verdad de esas acusaciones. Pero esta declaración de que le faltaba valor era una mentira total. Él ejemplificaba el valor. En ninguna parte del registro bíblico se muestra alguna onza de cobardía por parte de Pablo. No era de extrañarse por qué se indignó al pensar cómo responder a esa acusación tonta. «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» le dijo a Timoteo (2 Timoteo 1.7).

Este evidentemente luchaba con la falta de valentía, porque Pablo con frecuencia le amonestaba que fuera fuerte y no se avergonzara (1.8; 2.1; 3.1; 1 Timoteo 1.18; 6.12). Pablo nunca mostró ninguna señal de temor o timidez. De hecho, su I valentía se vio de frente aquí en 2 Corintios 10.2 al responder a las acusaciones. Les advirtió que estaba «dispuesto a proceder resueltamente contra algunos».

EL VERDADERO LÍDER SABE DISCERNIR.
¿Qué tiene que ver esto con el liderazgo? Una de las calificaciones fundamentales para el liderazgo virtual es el conocimiento de la verdad y la habilidad para reconocer las mentiras así como la capacidad para usar la verdad de tal forma que podamos refutar las mentiras. Uno de los requisitos clave que Pablo enumera para los ancianos en la iglesia era que tenían que ser habilidosos con la Palabra de Dios «para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen» (Tito 1.9). Aquel que no puede involucrarse en la guerra espiritual a este nivel, sencillamente no está capacitado para dirigir.


TERCERA PARTE
UN OBRERO
APROBADO:
EL LIDERAZGO MEDIDO
CON EL E STANDARD
BÍBLICO

Capítulo 10
CÓMO NO SER
DESCALIFICADO

EL VERDADERO LIDER ES DISCIPLINADO
Así Pablo enfatiza otra cualidad indispensable vital y supremamente importante que cada líder debe mantener: El líder es disciplinado.

El autocontrol es absolutamente vital para que haya un éxito duradero en cualquier proyecto en la vida. Muchas personas obtienen un grado de prominencia basado en un talento natural solamente. Pero los verdaderos líderes influyentes son aquellos que se vuelven devotos a una disciplina personal y aprovechan al máximo sus dones. Aquellos que no tienen autocontrol invariablemente fracasarán y anulan el ejemplo de integridad tan esencial para la mejor clase de un verdadero liderazgo.

¿Cómo puede un líder desarrollar la autodisciplina en un mundo indisciplinado? Con el paso apresurado de la vida moderna y las capas de complejidad que han sido añadidas a la vida por las muchas «conveniencias» modernas, ¿es posible disciplinarse como líder?

1.     Sea organizado
2.     Utilice el tiempo sabiamente
3.     Encuentre maneras de edificarse más que de entretenerse
4.     Ponga atención a los pequeños detalles
5.     Acepte más responsabilidad
6.     Una vez que comience algo, termínelo
7.     Mantenga su palabra
8.     De vez en cuando dígase no

ELVERDADERO LIDER ES ENERGICO
Es un compañero perfecto al principio de la disciplina: El líder es enérgico. No he conocido a un líder eficaz que sea perezoso o haragán. Los líderes deben ser ingeniosos y diligentes. Esto va mano a mano con muchos de los principios que hemos subrayado hasta ahora. Es un prerrequisito para la iniciativa, el entusiasmo, la decisión y la resistencia necesarios en el liderazgo.


Capítulo once
¿QUIÉN PUEDE DIRIGIR?

La carga de la necesidad personal en la iglesia de Jerusalén creció a tal proporción que los Doce, para poder servir a todos, tuvieron que «dejar la palabra de Dios» (Hechos 6.2). En otras palabras, por pura necesidad pragmática fueron forzados a cortar el tiempo que ocupaban estudiando
y proclamando las Escrituras. Aun así, no podían administrar el proceso de distribución lo suficientemente bien para que todos estuvieran felices. Necesitaban delegar la tarea a otros que pudieran supervisarla y organizar mejor el proceso. Comprendieron algo que cada líder sabio debe aceptar tarde o temprano; uno simplemente no puede hacerlo todo solo. El líder sabe cómo delegar.

Otros buscarán un hombre con talentos administrativos o empresariales, porque piensan que la iglesia es un negocio secular. Las prioridades apostólicas han sido opacadas por otros negocios en muchas iglesias.

No estamos hablando de estrategias o diagramas de flujo. Hablamos de hombres de carácter que dirijan al pueblo de Dios, para que la labor del ministerio se realice a la brevedad, por la gente correcta que está dedicada a las prioridades correctas.

Hemos vuelto al punto inicial. El liderazgo es acerca del carácter, el honor, la decencia, la integridad, la fidelidad, la santidad, la pureza moral y otras cualidades como estas. Todas estas virtudes pueden combinarse y resumirse en una declaración final. Esto encapsula y resume cada requisito fundamental de un verdadero líder.

EL VERDADERO LIDER ES COMO CRISTO
El modelo perfecto de liderazgo, por supuesto es el Gran Pastor, Cristo mismo. Si eso no lo hace sentir al menos un poco indigno, usted no ha entendido el punto. Con Pablo, debemos decir: «¿Quién es suficiente?» (2 Corintios 2.16). Ya sabemos la respuesta: «sino que nuestra competencia proviene de Dios» (3.5).



jueves, 4 de octubre de 2012

EN MANOS DE LA GRACIA, Max Lucado


EN MANOS DE LA GRACIA
MAX LUCADO

LA PARÁBOLA DEL RÍO
Romanos 1.21–32

Había una vez cinco hijos que vivían con su padre en un palacio en las montañas. El mayor era un hijo obediente, pero sus cuatro hermanos menores eran rebeldes. Su padre les advertía respecto al río, pero no escuchaban.

Un día tocaron el agua, la corriente los arrastró juntos y se los llevó río abajo. Las aguas finalmente los arrojaron en la orilla de una tierra extraña, en un país lejano y en un lugar desolado. Había salvajes en esa tierra.

—No debimos haber desobedecido a nuestro padre —admitieron—. Estamos muy lejos de casa. Cada noche encendían una fogata y contaban historias acerca de su padre y su hermano mayor.

Entonces, una noche, uno de ellos no apareció. Lo hallaron a la mañana siguiente en el valle con los salvajes.
—Ya me cansé de nuestras charlas —les dijo—. ¿De qué sirve recordar? Voy a construir una gran casa y me estableceré aquí.

Algunos días más tarde un segundo hermano no apareció. Los hermanos lo hallaron en la falda de una colina contemplando la choza de su hermano.
—¡Qué atrocidad! Nuestro hermano es un completo fracaso. ¿Pueden imaginar una acción más detestable? ¿Construir una choza y olvidarse de nuestro padre? Nuestro padre se olvidará de nuestro pecado y lo castigará a él.

Los dos hijos restantes se quedaron cerca al fuego. Entonces, al despertar una mañana, el hijo menor descubrió que estaba solo. Buscó a su hermano y le halló cerca del río apilando piedras.
—Es inútil. Papá no vendrá a buscarme. Solo hay una alternativa. Construiré un sendero junto al río, para regresar e ir hasta la presencia de nuestro padre. Cuando él vea lo duro que he trabajado y lo diligente que he sido, no tendrá otra alternativa que abrirme la puerta y permitirme entrar a casa.

El último hermano no supo qué decir. Regresó a sentarse junto al fuego, solo. Una mañana oyó una voz familiar detrás de él.
—Papá me ha mandado a que te lleve a casa.
El hijo más joven levantó sus ojos para ver la cara de su hermano mayor.
—¡Viniste a buscarnos! —exclamó. Por largo rato los dos se abrazaron.
—¿Y tus hermanos? —finalmente preguntó el mayor.
—Uno construyó una casa aquí. Otro lo está vigilando. El tercero está haciendo un sendero río arriba.

Y así el primogénito se dispuso a buscar a sus hermanos. Primero fue a la choza de techo de paja en el valle.
—¡Fuera de aquí, extraño! —gritó el hermano por la ventana
—He venido para llevarte a casa.
—No es cierto. Has venido para quitarme mi mansión.
—Esto no es ninguna mansión —replicó el primogénito—. Es una choza.
—¡Es una mansión! La mejor de todo el valle. La hice con mis propias manos. Ahora, fuera de aquí. No puedes apoderarte de mi mansión.

El primogénito buscó al siguiente hermano. No tuvo que andar mucho. Cuando vio que el primogénito se acercaba, le gritó:
—¡Qué bueno que viniste para observar los pecados de nuestro hermano! ¿Te das cuenta de que le ha vuelto la espalda al palacio? ¿Te das cuenta de que nunca habla de casa? ¡Castígale! ¡Se lo merece! Enfrenta los pecados de nuestro hermano.
—Tenemos que enfrentar primero los tuyos —dijo el primogénito con dulzura.
—Mis pecados son nada. Allí está el pecador —exclamó señalando la choza—. Déjame contarte de los salvajes que se quedan allí…
—Prefiero que me hables de ti.
—No te preocupes por mí. Déjame mostrarte quién necesita ayuda

Luego, el hijo mayor se dirigió al río. Allí, halló al último hermano que estaba metido hasta las rodillas en el agua apilando piedras.
—Papá me ha enviado para que te lleve a casa.
—No puedo hablar ahora. Tengo que trabajar —dijo el hermano sin siquiera levantar la vista. __le mostraré que valgo la pena. Luego le pediré su misericordia.
—Él ya te ha dado su misericordia. Te llevaré río arriba.
—¡Cómo te atreves a hablar con tanta irreverencia! Mi padre no va a perdonar con tanta facilidad.¡He pecado grandemente!
—No, hermano mío, no necesitas trabajar mucho. Necesitas mucha gracia. La distancia entre tú y la casa de nuestro padre es demasiado grande. No tienes suficiente fuerza ni piedras para construir el camino.
—Sé quién eres. Eres la voz del mal. Tratas de seducirme y alejarme de mi trabajo sagrado. ¡Aléjate de mí, víbora! —respondió y le lanzó al primogénito la piedra que estaba a punto de colocar en el río.
El primogénito sacudió su cabeza.
Favor ganado no es favor. Misericordia ganada no es misericordia.

De modo que el primogénito se dio vuelta y se alejó. El hermano menor lo estaba esperando junto a la fogata cuando el primogénito regresó.
—¿Los otros no vinieron?
—No. Uno decidió divertirse, el otro juzgar y el tercero trabajar. Ninguno escogió a nuestro padre.
—¿Y nosotros regresaremos al Padre? —preguntó el hermano.
—Sí.
—¿Me perdonará?
—¿Me hubiera enviado si así no fuera?
Y así el hermano más joven se subió a la espalda del primogénito y emprendió el camino hacia el hogar.


1.
El hedonista construyechozas
Romanos 1.18–32
¿Puedes relacionar al construyechozas? Antes que anhelar su hogar se contentó con una choza. La meta de su vida es el placer.
El hedonista navega su vida como si no hubiera padre en el pasado, presente o futuro. Una vez quizás hubo un padre en algún punto de un pasado distante, pero ¿qué del aquí y el ahora? El hijo vivirá sin él. En un lejano futuro podrá haber un padre que vendrá y lo reclamará. Pero, ¿qué en cuanto a hoy? El hijo forjará solo su vida. En lugar de aprovechar el futuro se contenta con aprovechar el día.
Pablo tenía en mente a tal persona cuando dijo: «Cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles… honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador» (Ro.1:23, 25). Los hedonistas hacen canjes calamitosos; cambian mansiones por chozas y a su hermano por un extraño. Cambian la casa de su padre por un tugurio en una colina y echan fuera al hijo.

2.
El criticón buscafaltas
Romanos 2.1–11
El método del segundo hijo fue sencillo: «¿Por qué lidiar con mis errores cuando puedo concentrarme en las faltas de otros?»
Es un criticón. Tal vez sea malo, pero siempre que pueda hallar a alguien peor, estoy seguro. Alimenta su bondad con los fracasos de otros. Pero Dios no le sigue al valle. «Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo» ( Ro.2:1 ). Es una patraña superficial y Dios no se va a dejar engatusar por ella.

3.
El legalista amontonapiedras
Romanos 2.17–3.20
Aquí tenemos un hombre que ve su pecado y decide resolverlo él mismo. No cabe duda de que el padre se alegrará al verle. Es decir, si el padre llegara a verlo.
Como ves, el problema no es el afecto del padre, sino la fuerza del río. ¿Es el hijo lo bastante fuerte como para construir un sendero río arriba hasta la casa del padre?
Lo dudo. Estoy seguro de que no podemos. «No hay justo, ni aun uno» (Ro. 3:10). Ah, pero lo intentamos. Pensamos:
Si hago esto Dios me aceptará.
Si enseño esta clase… y levantamos una piedra.
Si voy a la iglesia… y ponemos la piedra en el agua.
Si doy esta ofrenda… otra piedra.
Si aguanto otro libro de Lucado… diez piedras grandes.
Si leo mi Biblia, si tengo la opinión acertada respecto a la sana doctrina, si me uno a este movimiento… piedra, sobre piedra, sobre piedra.
¿El problema? Da cinco pasos, pero tendrás cinco millones más que dar. El río es demasiado largo. Lo que nos separa de Dios no es un arroyuelo poco profundo, sino un agitado, caudaloso y aplastante río de pecado.

Vaya trío, ¿no te parece?
El primero en el mostrador de la cantina.
El segundo en la silla del juez.
El tercero en la banca de la iglesia.
Aun cuando pueden parecer diferentes, se parecen mucho. Todos están separados del Padre. Ninguno pide ayuda. El primero da rienda suelta a sus pasiones, el segundo vigila a su prójimo y el tercero mide sus méritos. Autosatisfacción. Autojustificación. Autosalvación. La palabra operativa es auto. Autosuficientes. «No les importa Dios ni lo que Él piense de ellos»

La palabra que Pablo usa es impiedad ( Romanos 1.18 ). Impiedad. La palabra se define sola. Una vida sin Dios. Peor que desdeñar a Dios, es descartarlo.

¿Cómo responde Dios a la vida impía? No lo hace frívolamente. «La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad» ( Romanos 1.18 ). El punto principal de Pablo no es simple. Dios está justamente airado por las acciones de sus hijos.

A la larga, nos dirá que todos somos candidatos de la gracia, pero no sin antes demostrar que todos somos desesperadamente pecadores. Tenemos que ver el desastre que somos antes de que podamos apreciar al Dios que tenemos. Antes de presentar la gracia de Dios, debemos comprender la ira de Dios.