LA PEQUEÑA GRAN MUJER EN LA CHINA
Por GLADYS AYLWARD narrada
a CHRISTINE HUNTER
Gladys Aylward (1902 –1970) fue una
evangélica cristiana de origen británico, que sirvió como misionera en la China, durante más
de 20 años.
NIÑA
VIEJA
Fue educada en un hogar cristiano y asistía a la
iglesia y a la Escuela Dominical, pero a medida que iba creciendo, todo lo que
tuviera que ver con religión le interesaba. Se hizo miembro de la Campaña pro Vida Juvenil, y en
una de sus revistas leyó un artículo sobre China que le causó tremenda
impresión. Saber que millones de chinos jamás habían escuchado el mensaje de
Jesucristo, fue conmovedor y se convenció que debería hacer algo al
respecto.
Visitó a sus amigos cristianos y les habló acerca
de los chinos, pero ninguno pareció preocuparse mucho por ellos. Entonces trató de
persuadir a su hermano quién bruscamente respondió: “Ese trabajo es para una niña
vieja. ¿Por qué no vas tú?”
A pesar de la cólera ella asintió: “¿Por
qué tratar de obligar a otros a ir a China? ¿Por qué no ir yo misma?”
EL
PRIMER “NO”
Se inscribió en "La Misión a China"
una ONG que financiaba a misioneros que iban al país asiático, aunque por
su mal rendimiento académico y su dificultad para aprender el idioma, fue
expulsada de la institución. No dejándose
abatir por la situación, comenzó a trabajar de criada en la casa de un misionero
jubilado, el Dr. Fisher y a su esposa. La fe implícita de estos misioneros y su
genuina amistad con Dios fue una verdadera revelación para Gladys, aunque ella
seguía deseando estar “en los negocios de su Padre”.
ABRAHAM
Y MOISÉS
Sentía gozo ayudando en la obra, pero ¡China,
China! Y ¡siempre China! No podía deshacerse de la idea de que Dios la
necesitaba allá. Deprimida y desanimada pensó que en realidad no
conocía lo suficiente la Biblia como para comenzar a predicarla. Se propuso
estudiarla y conocerla verdaderamente. Al llegar al llamado de Abraham
de salir de su tierra y parentela sabía que era Dios hablándole. Y cuando llegó
a Moisés y al valor que tuvo para emprender marcha con una turba rebelde y
difícil de manejar supo que tendría que estar dispuesta a iniciar la
marcha y abandonar la poca comodidad y seguridad que disfrutaba.
RUMBO
A CHINA
En 1932, habiendo ahorrado todo el dinero que
recibió por sus labores domésticas, partió en tren desde la terminal de Londres hacia China,
representando
su viaje un gran peligro, ya que ese mismo año explota la guerra entre Rusia y China, su viaje continua hasta llegar a Siberia donde el ferrocarril se detuvo por el conflicto
viéndose obligada a bajar, divago durante la noche con temperaturas
extremadamente bajas hasta que fue interceptada por un soldado soviético y
llevada a un cuarto para luego ser presentada a las autoridades comunistas, esa
misma noche, conoce a una mujer que logró liberarla a través de un navío de
origen japonés llegando a Tokio 3 días después, desde allí hacia su
destino, el corazón de China, llegando a Yangcheng, provincia
de Shanxi, luego de varias semanas de viaje.
OBRA
EN CHINA
A su llegada a Yangcheng, trabajó con la misionera Jeannie
Lawson, juntas fundaron una posada que les sirvió como método de evangelismo contando
historias bíblicas y alimentando a los viajeros, hasta la muerte de
Lawson. Esto significó una gran preocupación ya que ambas subsistían de los
fondos que le proporciona una institución que patrocinaba a Lawson.
INSPECTOR
DE PIES
Luego de unas semanas el gobierno chino le ofreció
un puesto como "Inspector de pies" a raíz de una ley que obligaba la
anulación de la tradición de vendar los pies de las niñas, ya que los suyos
eran normales. Aylward aclaró que su tarea era predicar el evangelio y
aceptaría el puesto solo si podía testificar mientras revisaba los pies de las
mujeres, lo cual le fue concedido convencido el mandarín de que el Dios de la
Biblia no mandaba “vendar pies”. Se desempeñó con mucho éxito habiéndose
ganado
la simpatía de las masas y del propio mandarín.
NUEVE
PENIQUES
Se convirtió en ciudadana chino en 1936 y recibió
el nombre Ài Wěi Dé (una aproximación china a 'Aylward') lo que significa 'Mujer
virtuosa’. Adoptó a una niña a la que llamo "Nueve
Peniques", la suma que pagó (sin querer) por la niña que fue
cedida por una mujer que la llevaba como un paquete. Luego de ese episodio
llegaron más niños a la posada de la misionera, aumentando el número a más de un
centenar de infantes. En 1938 la remota aldea fue invadida por fuerzas
japonesas, representando un gran peligro, por lo que debía conducir a más de 100
huérfanos por las montañas buscando un lugar para refugiarse, atravesó el Lago Amarillo hasta
llegar a una aldea que le abrió las puertas, en ese mismo momento cayo
desmayada siendo posteriormente hospitalizada y diagnosticada de fiebre
tifoidea y un sinfín de otras complicaciones, finalmente sanó. Regresó a Gran
Bretaña en 1948, donde, buscó volver a China. Sin embargo, se le negó el reingreso
por el gobierno comunista.
LEGADO
Trabajó también en una cárcel, y por la
gracia de Dios el avivamiento fue grande. Al negársele el reingreso a China,
comenzó a recibir invitaciones para compartir en las iglesias el ministerio
allá. Falleció en 1970 a los 68 años.